El Linqueño jugando mal le ganó sobre la hora a La Emilia con goles de Dos Reis y Carlos Moreno.
“El factor suerte”, quizás lo que faltó en los últimos años… “La suerte del campeón” se atrevió a decir alguno en la popular con alto grado de optimismo. Algunos lo miraron tímidamente de reojo y otros se atrevieron a levantar la vista y clavarle una mirada cómplice con sonrisa de por medio.
Hay muchas clases de suerte: la suerte de minutos, de partidos y la del campeón.
Aún no se sabe que suerte es, eso lo determinará el tiempo, pero ayer quedó demostrado que la suerte visitó el Leonardo Costa después de un largo tiempo.
Seguramente ni el más optimista de los hinchas del azul imaginaban un final así luego del horrendo primer tiempo que jugó el equipo de Ortemín. Pocas ideas, cero juego colectivo y mucho pelotazo sin sentido para el “Mecha” Rodríguez que le tocó lidiar contra toda la defensa visitante y siempre de espaldas al arco.
Para ponerle un poquito más de oscuridad a la hermosa tarde, a nivel clima, Quiroga disparó desde más de 25 metros y dejó sin repuestas al arquero Cesar Vallejos. 1-0 abajo y a los vestuarios.
El segundo tiempo arrancó igual: con La Emilia batallando en la mitad del campo de manera ordenada y presisa. Mientras que el león estaba desordenado en todas las líneas.
Hasta que a los 10 minutos Ortemín movió las fichas y mandó a la cancha al talentoso Carlos Moreno para darle claridad a un equipo que no tenía ideas.
La Vieja, a pasar de una larga inactividad, se puso el equipo al hombro y en la segunda pelota que tocó puso una habilitación milimétrica para que Dos Reis, que había pasado desapercibido en todo el partido, la empuje al fondo de la red.
A partir de ese momento, todos pensaron que el azul lo iba a pasar por arriba al visitante, pero eso no pasó. El Linqueño seguía impreciso, sin profundidad y solo le ponía vértigo al ataque cuando la agarraba la “Vieja”, que se las ingenio para volver locos a los defensores “Pañeros”.
Cuando el partido se moría y la sensación era que se estaban perdiendo 2 puntos y no ganando 1 apareció la experiencia y el golpe de suerte: Moreno recibió el balón fuera del área a los 43´ y con un zurdazo razante desató la locura en el Leonardo Costa.
La suerte dijo presente en la tarde que El Linqueño fue "Moreno + 10"
A partir de ahora, a la suerte hay que acompañarla.
La postal de la tarde:
Al final el partido reporteros gráficos entrevistaron a Moreno en la mitad del campo. En ese instante, desde todos los sectores del Leonardo Costa llovió una la filarmónica de aplausos al ritmo de “Olé, Olé, Olé, Vieja Vieja”.
Moreno camino dos o tres pasos hacía adelante dejando atrás a los periodistas: levantó los brazos y con los ojos llenos de lagrimas besó la camiseta demostrando el afectó que le tomó al club albiazul.