
"Poné a los pibes": Este era el sonido que caía desde la tribuna cuando los dirigidos por Fatiga Russo le dieron una clase de fútbol a el "Blanco" de Pinto y demostraron que nos les pesa la responsabilidad y que están para jugar. La primera parte del partido arrancó como lo que era: una final. Ninguno de los equipos podía tener el dominio del balón en el medio campo y el encuentro por momentos se tornó muy trabado y aburrido, pero luego de los 30 minutos de juego el León se despertó y con la pelota al raz de suelo lo metió en su propio arco al visitante de la mano de Franco Galván y Jesús Ábalos que fueron las figuras del partido.
El albizul de tanto que fue encontró su justo premio cuando a los 45 minutos Trecco abrió el marcador con un derechazo impresionante que dejó sin respuesta al arquero visitante. Ya en el segundo tiempo, y al minuto juego nomás, Matías Barraza habilitó con un pase exquisito a Lucas Tamer que definió con gran categoría y le dio el golpe de nocaut a un Pintense, que salió dormido a jugar los últimos 45 minutos.
A partir del segundo gol, el partido se transformó en un monologo, ya que El Linqueño era el único dueño de la pelota y desde la tribuna llovían los: "Ole, ole, ole".
Los pibes piden "pista", piden minutos, porque demostraron que están en condiciones de afrontar cualquier rivalidad. La clave de este equipo es el compañerismo y la amistad, más allá de las destrezas e individualidades que puedan llegar a tener uno o otro. Cuando todos tiran para el mismo lado las cosas salen bien y dan frutos, aunque a veces estos proyectos juveniles son poco tenido en cuenta.
Los pibes tuvieron su tarde de gloria, los pibes brillaron y el amor por este querido club también brilló, como siempre... Luzca el sol o no.