El Linqueño perdía uno a cero y con ocho jugadores le ganó a La Emilia por 2-1, pero no le alcanzó ya que Sportivo Belgrano ganó como local y clasificó a la final.
El conjunto de Ortemín demostró una vez que este equipo es puro corazón y se despidió del torneo con un triunfo y la cabeza bien alta.
Ni el más optimista pensaba que el azul iba a llegar a esta instancia del torneo, pero llegó el Vasco y renovó las esperanzas.
Arribó al club a principio de enero y debutó con Douglas en condición de visitante en donde el león ganó uno a cero con gol de Millares de penal. A partir de ahí empezó la remontada.
Dirigió 18 encuentros de los cuales ganó 10, empató 4 y perdió 4.
Si hablamos de las falencias, no hay mucho para criticarle a este grupo de jugadores, porque dejaron todo, pero seguramente habrá que mejorar a la hora de jugar como local, ya que en el Leonardo Costa el albiazul sacó 4 puntos de 9 posibles en la segunda fase.
Ahora comenzarán las idas y venidas de los que se quedan, de los que se van y de los que vendrán. Ojalá que comisión y sub comisión, que están trabajando de muy buena manera, apuesten al proyecto Ortemín y hagan todo lo posible para retener al Vasco, que demostró que le sobran condiciones para dirigir.
No hay dudas que en últimos años el gran animador del torneo fue El Linqueño. No importa si hay presupuesto caros o baratos, el león siempre está peleando hasta el final y eso pone orgullosa a la familia linqueñista porque, en un torneo tan difícil como el Argentino B, todos respetan al león.
Porque tenemos la gloria de ser difíciles, que no es poco.
